Friday, May 15, 2015

Trabajadores domésticos en la Yucatán

Cuándo primer llegué en Mérida fue muy tarde en la noche, casi la una, así que actualmente sería mejor decir que llegué muy temprano en la mañana. Ni modo, llegué cuándo ya estaba oscuro. Ya he hablado con la señora de la casa dónde iba a quedar y ella me estaba esperando en el terminal del autobús. Después de un viaje difícil yo estaba bien cansada y cuándo finalmente llegué al terminal y conocí a la señora, quién se llamaba Elvira, solamente estaba pensando en acostarme. Pero cuando llegamos al coche hubo otra persona, una mujer de media edad, esperando y, porque cuándo la señora y yo hemos hablado antes ella nunca mencionó a otra persona, pensé que la mujer misteriosa fue una empleada de la estación de autobús ayudándonos con las maletas. Así que estaba muy confundida cuándo esa misma mujer abrió la puerta adelante del coche para que pudiera meterme en ella y Elvira, ya sentada en su silla, me dijo “esta es la muchacha.” Esto fue la primera vez que oí este término, un término que muy pronto descubrí significa la persona que cuida la casa, sea como una criada, una cocinera, una chacha o todos de estos trabajos. Además, aprendí que muchas familias en la Yucatán tenían sus propias “muchachas.”
Vengo de la clase media baja y de dónde soy en Wisconsin, no conozco a nadie quien tiene una criada, cocinera ni chacha. De hecho, antes de venir a la Yucatán la idea de tener una criada o una cocinera fue muy extraña para mí y, en mi mente, fue algo que solamente los ricos y las personas en las películas tenían que preocuparse sobre. En ese tiempo “la muchacha” no significaba nada para mí sino lo que literalmente era; otra manera decir una mujer. Mientras todavía estaba confundida sobre la identidad de la muchacha que yo acababa de conocer tenía tanto sueño de mi viaje que solamente pensé que acaso la señora hubiera dicho “mi muchacha” en el mismo sentido qu “mi hija.” Tal vez ella simplemente no hubiera mencionado que su hija vive con ella. No fue hasta más tarde que Elvira me contó que la muchacha, quién se llamaba Adeli, ha trabajado en su casa  por veinte años y que “Adeli era más como una hija que una empleada” porque ella vivía allá en la casa también. Para empezar estaba muy curiosa sobre esta situación porque era una novedad para mí, pero como vi más y más muchachas y como aprendí más sobre Adeli a sí misma, empecé a tener más preguntas. Me preguntaba ¿cómo recibe su sueldo y cuánto recibe? ¿Si este trabajo era su vida, como podría tener su propia vida? ¿Tiene ella días de vacación o trabaja veinticuatro horas siete días a la semana?  Y, quizás la más prominente, ¿cómo se siente ella sobre su situación?
Claro que sí no podía preguntarle esa última pregunta pero sabía que quería aprender más sobre, no solamente Adeli, pero la situacion en la sociedad de todos los empleados domésticos en la Yucatán porque, sea positivo o negativo, es cierto que los empleados domésticos desempeñan un rol muy importante en la cultura yucateca. De hecho, según Inegi la “Yucatán y Morelos encabezan la lista de Estados con mayor porcentaje de trabajadores domésticos de la República” y, por lo tanto, es más que aplicable hablar de este tema. Primero me gustaría concentrarme en el lado emocional de este suceso. Digo “suceso” en vez de problema porque no tengo el derecho de tildar algo como un problema cuándo no soy una experta, pero sí puedo dar mi opinión como una extranjera. Debido a mi estatua como extranjera, tengo otra perspectiva y, por eso, puedo ver algo que para los yucatecos es normal en otra luz y, como resultado, puedo ver las faltas mejor. Así que, de mi punto de vista, sí, hay muchos problemas con el sistema de los empleados domésticos hoy en día. En la manera en que están alquilados, tratados emocionalmente y físicamente, la manera en que el puesto de “las muchachas” es visto por la clase alta y la manera en que están reconocidas conforme la ley. Como en cada lugar, la Yucatán tiene aspectos positivos y negativos sobre su cultura, simplemente resulta que este aspecto negativo tiene un papel muy grande en la sociedad y, por esta razón, debe de ser aún más importante resolver. Desafortunadamente, aunque la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo dice que en el país existen 50.6 millones de empleados, de los cuales 4.2 por ciento, o sea dos millones de personas se dedican a actividades clasificadas como trabajo doméstico, no es un tema que la gente le gusta hablar sobre.
Afortunadamente, mi experiencia con Adeli y Elvira es un perfecto ejemplo de los problemas con los empleados del hogar. El simple hecho de que Elvira me presentó a la muchacha en lugar de Adeli es un ejemplo de la ambigüedad de la identidad de esas personas. Los empleados domésticos que viven en la casa con sus jefes viven una vida completamente dependiente en su jefe. En el caso de la muchacha dónde quedo ahorita su día entero depende en las acciones de Elvira. Adeli se despierta muy temprano para poder abrir la reja para que la señora pueda ir a caminar. Luego, ella tiene que esperar para abrir la reja de nuevo cuando la señora regrese de su camino. Además ella prepara el desayuno según la petición de Elvira y lavar los trastes después de la comida. Justo después de ese, ella limpia la casa. Este puede incluir barriendo, fregando, cambiando la basura, arreglando los cuartos y mucho más. También es responsable por el almuerzo y la cena y, adicionalmente, realiza cada petición de la señora, que es otro trabajo completo. Este muestra como empleados domésticos pueden perder no sólo su propia voluntad sino su identidad también.
Según Milenio Novedades “13 por ciento [de los empleados] laboran jornadas superiores a las 48 horas semanales, más de lo que señala la Ley Federal del Trabajo” y, es muy claro que Adeli es un parte de ese trece por ciento. Las muchachas de la casa no tienen tiempo para ellas mismas, no tienen tiempo para empezar su propia vida y, de verdad, no tienen su propia identidad. Además, de acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2010, un 87 por ciento de estas trabajadoras carece seguro médico; el 61 por ciento no tiene vacaciones; no puede ir a la escuela el 57.9 por ciento; un 46.5 no recibe aguinaldo y no tiene horarios fijos el 44.7 por ciento. Asi que ellas trabajan muy duro pero todavía falta algunas de los derechos más básicas, ¿cómo es eso justo? Además después de tanto tiempo no pueden sobrevivir sin el apoyo de la familia porque no habían tenido tiempo para empezar su propia vida. Primero pierden su independencia y luego empiezan a perder su valor como un individuo y, en vez de ser una persona, llegan a ser sólo “la muchacha de la casa,” más una posesión que una persona.
Para apoyar esta idea de ser una posesión, hoy en día aún hay sitios de web dónde se puede alquilar empleados domésticos. Yo imaginaría que en esta manera muchos inmigrantes vienen al país y reciben estos trabajos. De hecho una familia aquí en Mérida que conocí por medio de mi iglesia me dijo que acaban de recibir una muchacha de Guatemala hace un año en esa manera. Pero el problema con este es lo que acabo de decir; que ellos han recibido una muchacha. No debe de ser posible obtener a una persona en general. El proceso de obtener un ser humano es muy superficial y, en mi opinión, disminuye el valor de una vida humana hasta al punto dónde es posible recibirla como si fuera un paquete. Por supuesto, estos solamente son los aspectos negativos sobre el trabajo doméstico y sólo estoy centrando en lo negativo de los empleados domésticos porque lo negativo pesa mucho más que lo positivo. No es decir que no existen aspectos positivos porque actualmente es muy bueno para la economía, pero el hecho de que es bueno para la economía no cambia las otras faltas.
Por ejemplo, la vida de muchos empleados domésticos es centrada alrededor de sus jefes tanto que si la señora de la casa muriera, la muchacha no sabría lo que hacer con su vida. Es el mismo en el caso de Adeli, una mujer hacia cuarenta años de edad con no educación formal, y no familia, quién ha trabajado en la misma casa por 20 años ¿Qué pasaría con ella si Elvira muriera? Una extranjera como yo primero pensaría que después de veinte años de servicio ella sería más como una hija y que, como una hija, tendría algún tipo de herencia en su testamento ¿verdad? Pues, después de una experiencia aquí en la casa no estoy segura. Un día estábamos comiendo y noté que algo entre Adeli y Elvira no estaba bien, así que después de que subió Elvira, le pregunté a Adeli que pasó. Ella me dijo que Elvira no pudo encontrar una de sus blusas y que, porque Adeli había sido la última persona a verla, siendo que ella la ha lavado, Elvira estaba enojada. En el principio pensé que era un poco raro estar enojada porque de una blusa porque estaba pensando en mi propia madre y como siempre perdimos nuestras cosas. Claro que sí mi error era que estaba pensando en ellas como una madre e hija justo como Elvira me ha dicho. De modo que estaba aún más sorprendida cuándo Adeli empezó a llorar porque ella no pudo encontrar la blusa. Ella estaba tan preocupada porque ella pensaba que Elvira pensaría que ella la ha robado. Nunca voy a olvidar sus lágrimas porque pude contar que ella de verdad tenía miedo de perder su trabajo. Pero ¿qué tipo de “madre” pensaría que su hija robaría de ella? Y ¿qué tipo de madre querría ser pagado por una blusa que su hija supuestamente ha perdida? Tal vez sea sólo yo, pero la respuesta para mí es ninguna tipo de madre lo haría.
Esto es cuándo me di cuenta de otro problema con los trabajadores domésticos. Muchos mujeres, y digo mujeres porque de acuerdo con datos del Inegi, nueve de cada diez empleados domésticos son mujeres, empiezan a trabajar en casas cuándo son muy jóvenes y básicamente crecen en la casa del empleador. En esta manera reciben un falso sentido de seguridad creyendo que son un parte de la familia, pero en realidad, cuándo algo mal, como una blusa que desapareció, pasa, la muchacha de la casa es culpable. No es importante si hay veinte años de servicio leal o no, en el fin todavía hay la separación del empleador y el trabajador. Es un gran problema que pasa cuándo hay una mezcla de la vida profesional y la vida personal, pero cuándo mujeres como Adeli vive en la casa, es casi imposible hacer esta distinción. Pienso que esa traición de las emociones es casi peor que la injusticia de las largas horas sin vacaciones y con un sueldo muy bajo en comparación al trabajo que hacen.
Hablando de lo que actualmente merecen estos trabajadores, los derechos de los trabajadores del hogar conforme la ley, de verdad, casi hay ningunas leyes específicamente dirigidas al trabajo en la casa. En el título sexto del trabajo y de la previsión social en la constitución sí dice que “las bases siguientes deberá expedir leyes sobre el trabajo, las cuales regirán: entre los obreros, jornaleros, empleados domésticos, artesanos y de una manera general, todo contrato de trabajo” así que mientras sí mencionó los empleados domésticos las leyes a sí mismas no son muy concretas y cuándo leí algunas de las leyes debajo de este título me di cuenta que casi nunca de estas leyes están reforzadas cuándo viene a los empleados domésticos. De hecho en los cinco meses que he estado aquí en la Yucatán he visto varias de esas leyes rotas en más de la casa dónde quedo.
Afortunadamente, el público tenía que haber notado la injusticia de los trabajadores domesticas también porque en Mérida, Yucatán el seis de octubre de 2014 introdujo El Programa de Vivienda para Trabajadores Domésticos del que era un programa que daría los trabajadores más independencia por medio de la oportunidad, y el apoyo, para comprar una casa. Desafortunadamente, el movimiento no tuvo el impacto esperado en Yucatán ni en el país en general (ACOM). Pero según el delgado en la Yucatán, Felipe Rojas Cruz, “[el programa] se va a lanzar para 2015 y seguramente va a traer mejores condiciones para los trabajadores domésticos, por lo que se va renovar el programa”. Así que por lo menos hay progreso en el sentido de que no es un sujeto tabú y que ahora que el tema está en el público más gente puede ver los varios problemas con los trabajadores domésticos.
Aún más optimista, es que ahora hay programas específicamente para mujeres en los trabajos del hogar. Porque mujeres desempeña un rol tan grande en los empleados domésticos y porque aun hoy en día mujeres en cualquier trabajo lucha con la discriminación, es muy importante asegurar que mujeres como Adeli logra el tratamiento correcto y justo. Según Notimex “la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Lorena Cruz Sánchez, se manifestó optimista respecto a que México ratifique el convenio número 189” que es basada del programa OIT que estableció en 2011 ese convenio, y en el proceso “exige que los trabajadores domésticos perciban el salario mínimo, horas extras, licencia anual remunerada y condiciones laborales seguras” (Diario de Yucatán). Aunque México no ha establecido este programa todavía hay diecisiete países que sí lo ha ratificado y nueve de estos países están en América Latina y el Caribe. Además países como Chile, Trinidad y Tobago han tomado un paso más adelante y han extendido los salaries mínimos a quienes realiza trabajo doméstico, aunque sea trabajo más informal. Lo que yo pienso es importante es que hay tantos movimientos quiénes están apareciendo que, como Inmujeres, quieren “promover y fomentar las condiciones que den lugar a la no discriminación, igualdad de oportunidades y de trato entre los géneros, el ejercicio de todos los derechos de las mujeres y su participación equitativa en la vida política, cultural, económica y social del país.”

Para acabar, no puedo decir que sé personalmente lo que se siente tener una vida que es su trabajo, y ni puedo decir como Adeli se siente, pero puedo decir que todas las muchas que he conocida, con la excepción de una, parecen como si le falta algo. La una que parecía más feliz fue la muchacha de la hija de Elvira. Ella se llamaba Sheila y ella no mezcla su vida personal con su trabajo. Ella vive en un pueblito afuera de Mérida y tiene su familia allí. Para trabajar en Mérida ella tiene que tomar dos camiones muy temprano en la mañana, pero porque ella está haciendo sus propias decisiones y tiene su propia vida ella también tiene más gozo en su vida. Mientras esto es solamente una manera en que los varios problemas pueden ser resueltos, el primer paso es notar el problema, y yo pienso que después de leer este, lo habrá realizado. 

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